Mi compromiso con la agenda de las mujeres, ha sido constante y lo será por siempre.
Mayra Jiménez comenzó a trabajar a muy temprana edad en una empresa donde no se respetaban los derechos laborales. Para esa época el Centro de Investigación para la Acción Femenina (CIPAF) y otras organizaciones como el Centro de Investigación y Apoyo Cultural (CIAC) desarrollaban proyectos de formación para el empoderamiento de las mujeres trabajadoras. Desde esos espacios y también desde las organizaciones laborales en las que participaba inició su formación y compromiso con la inclusión, la igualdad y los derechos de las mujeres.
Relata que Magalys Pineda, su mentora, siempre viene a su memoria cuando habla de estos temas. “Fueron tantas y tantas las jornadas de formación que marcaron mi vida y sellaron mi compromiso con la justa causa de las mujeres. Ella tenía confianza en el potencial que tenemos las mujeres, nunca se rindió, jamás aceptó que debíamos conformarnos con roles secundarios”.
El compromiso de Mayra Jiménez con la lucha por los derechos de la mujer es incansable y perdura hasta hoy. Como Ministra de la Mujer, ha tenido la oportunidad de impulsar una serie de políticas y programas que promueven la equidad de género. En este sentido, destaca el Plan Nacional para la Igualdad y la Equidad de Género (PLANEG III), documento que contiene los lineamientos y acciones que las diferentes instituciones del Estado deben desarrollar para garantizar los derechos fundamentales a las mujeres dominicanas hasta el 2030. El plan aborda los rubros de educación para la igualdad, salud integral de las mujeres, autonomía económica, ciudadanía, democracia y participación política y social, igualdad de género y el medio ambiente, violencia de género contra las mujeres y tecnologías digitales para la autonomía de las mujeres.
Además, el Ministerio ha impulsado y logrado el Plan Estratégico por una Vida Libre de Violencia que es la expresión del compromiso con la erradicación de la violencia de género en nuestro país y plantea rutas de acción concretas para estos efectos. De igual forma, se está trabajando en una reestructuración de la Escuela de Igualdad del Ministerio de la Mujer para que tenga alcance nacional e integral en formación y educación para la igualdad.
En términos de autonomía económica para las mujeres, el Ministerio ha implementado, conjuntamente con el PNUD, el Sello Igualando RD, a través del cual se prevé transformar las estructuras de trabajo y la gestión de recursos humanos de las organizaciones y empresas, a fin de eliminar las desigualdades de género e incrementar oportunidades equitativas entre hombres y mujeres en el ámbito laboral. También, en términos de autonomía económica, y en aras de contribuir con el cierre de la brecha digital y tecnológica, y la incorporación de las mujeres en áreas laborales no tradicionales, han tenido acercamientos con el ITLA y el INFOTEP para comenzar a brindar oportunidades formativas a las mujeres a través de las 57 Oficinas Provinciales y Municipales (OPM y OMM) con las que el Ministerio cuenta en todo el país.
¿Qué cree usted que se necesita en la República Dominicana para lograr un país inclusivo, igualitario y equitativo en temas de género?
La República Dominicana ha dado pasos importantes en la garantía de derechos a las mujeres dominicanas en nuestra Carta Magna. Nuestra Constitución consagra el derecho a la igualdad, establece que el Estado debe promover las condiciones jurídicas y administrativas para que la igualdad sea real y efectiva, y adoptar medidas para prevenir y combatir la discriminación, la marginalidad, la vulnerabilidad y la exclusión. Condena la violencia de género, establece que se promoverán las medidas necesarias para garantizar la erradicación de las desigualdades y la discriminación de género; y que el Estado debe promover y garantizar la participación equilibrada de mujeres y hombres en las candidaturas a los cargos de elección popular para las instancias de dirección y decisión en el ámbito público, en la administración de justicia y en los organismos de control del Estado.
A pesar de todo ello, en nuestro país, la discriminación basada en género es un problema que afecta el goce y disfrute de derechos fundamentales. Para nombrar algunos ejemplos, República Dominicana es el país de Latinoamérica con las mayores brechas de género en pobreza. La tasa de pobreza y la tasa de indigencia han sido preponderantemente superiores entre las mujeres que entre los hombres. En el plano laboral, el mercado laboral beneficia mayoritariamente a los hombres. La brecha de género en participación laboral alcanza un 30 %. Si bien la proporción de mujeres que participa en la fuerza laboral pasó de 41.4 % a 44.5 % entre 2008 y 2015, continúa estando muy por debajo de los hombres, cuya participación es de 74.5 %. Nuestro país tiene una brecha laboral de género mucho más alta que el promedio. Por otro lado, una vez ocupadas, las mujeres reciben en promedio menos ingresos que los hombres. El ingreso laboral promedio mensual por ocupación principal de las mujeres representó en 2014 el 81.4 % del recibido por los hombres. Finalmente, en cuanto a participación de la mujer en el Estado, en los renglones de Cámara de Diputados, Senado y Ministerios, la República Dominicana se encuentra por debajo del promedio regional en América Latina y el Caribe. En materia de violencia, República Dominicana ocupa el 5to lugar de América Latina y el Caribe en cantidad de feminicidios íntimos y no íntimos.
Todo esto indica, que el avance en la igualdad formal o jurídica no es suficiente y no soluciona por sí solo las brechas de género existentes.
En ese sentido, entre los principales retos que se deben de abordar para lograr un país más inclusivo y que garantice la igualdad de derechos en términos efectivos para las niñas y mujeres, podemos mencionar:
En términos de autonomía física, la erradicación de la violencia contra las mujeres, en tanto que ello se constituye en un obstáculo para lograr una vida plena y de igualdad para las mujeres, además de que constituye un problema de salud pública y de Derechos Humanos. Asimismo, la prevención del matrimonio infantil y las uniones tempranas (MIUT), los embarazos adolescentes y la reducción de la mortalidad materna, que se encuentra en franco ascenso desde el año pasado. Además, acceso a servicios de salud sexual y reproductiva gratuitos y de calidad. En ese mismo sentido, la incorporación de las 3 eximentes de interrupción del embarazo en el Código Penal. Finalmente, información y educación de calidad en materia de salud sexual y reproductiva, herramienta probada e indispensable para reducción de embarazos adolescentes, infecciones de transmisión sexual, embarazos no deseados, etc.
En términos de autonomía económica, el acceso a más empleos de calidad y en áreas no tradicionales, como las tecnologías de la información (TIC) y las ciencias, para el incremento de la participación laboral de las mujeres, reducir la brecha salarial de género e incentivar el liderazgo profesional de las mujeres. Asimismo, es necesario lograr un equilibrio entre la vida laboral y familiar, donde ambos progenitores puedan desarrollarse de manera satisfactoria en el mundo laboral, familiar y personal, lo que implica una redistribución de las tareas dentro y fuera del hogar.
En cuanto a autonomía en la toma de decisiones, se hace necesario fomentar la participación de las mujeres en los órganos de dirección político y profesional, superando los factores que las confinan al ámbito de “lo femenino” y el mundo de lo público se mantiene reservado mayoritariamente para los hombres.
Usted tiene más de dos décadas de participación en procesos de diálogo, concertación, ejecución y monitoreo de proyectos en temas sociales, laborales y de género. ¿Cuál es la huella que quiere dejar en el país?
Para avanzar hacia el desarrollo humano y sostenible el diálogo y la concertación son vitales. Quisiera que construyamos una democracia sólida, con instituciones fuertes. Sueño con un país donde todos juguemos el rol que nos corresponde.
Para ello, tenemos que dialogar y concertar, pero sobre todo tenemos que cumplir con lo pactado, porque si no el diálogo social se debilita y perdemos la oportunidad de salir fortalecidos de los desafíos del presente y el porvenir.
La huella que quisiera dejar es un país donde se respeten los derechos de cada uno y donde las reglas de la democracia se cumplan. Un país donde ser mujer no sea tan difícil, donde podamos tener la certeza de que vivimos seguras y en pleno ejercicio de nuestros derechos igualitarios como ciudadanas