IV Edición: Recursos energéticos & mineros

¿Qué es la inflación?

De acuerdo con el Banco Central, la inflación se genera del desequilibrio entre la demanda de bienes y servicios y la capacidad de la economía para suministrarlos”. Esta es una cita directa de un artículo que recientemente apareció en el WSJ, desconcertado por la baja tasa de inflación que el G-20 ha estado experimentando.

La inflación es un término que ha adquirido diferentes significados a lo largo del tiempo, y que sigue conduciendo a una confusión general.

El significado original del término pretendía reflejar la expansión, o inflación, del Banco Central de la oferta monetaria. Por supuesto, generalmente existe una relación entre el aumento de la oferta monetaria y el precio de las cosas. Los precios suben naturalmente para cosas que se miden en términos de otra cuya oferta acaba de aumentar.

Con el tiempo, el término “inflación se definió como el efecto secundario - el aumento de los precios, y no la causa primaria - la inflación de la oferta monetaria. Sin embargo, los pensadores económicos con el paso de los años han hecho conexiones que no siempre son válidas.

Para reafirmar: la inflación se refiere a la expansión de la oferta monetaria. El aumento de los precios es un subproducto de la inflación, pero no la inflación misma. Un malentendido común en torno a la inflación es la creencia de que la vitalidad económica conduce a la inflación.

El pensamiento que se tiene es el siguiente: se pone a disposición una deuda barata y abundante que hace que las personas se endeuden y gasten, lo que lleva a una mayor demanda de bienes, lo que hace que las empresas aumenten su contratación de empleados y por ende, baja la tasa de desempleo, para producir más bienes, situación que coloca al trabajador en una posición de negociación privilegiada que conduce a un aumento de los salarios. Estos salarios incrementados, conducen a más gasto, y por lo tanto, el ciclo de subida de precios y el aumento de los salarios continúa. Esta es la visión convencional de la inflación y es la raíz de la confusión en los Banco Centrales y otros “think-tanks” económicos, ya que no pueden entender cómo con la tasa de desempleo tan baja hoy, el ciclo de inflación que ellos calcularon no fue la esperada.

Ellos olvidan la lección de la Alemania previo a la Segunda Guerra Mundial, o si prefieren ejemplos más recientes, la lección de la actual Venezuela. En ambos casos, las economías estaban en ruinas, con tasas de desempleo muy altas y sin poder adquisitivo del consumidor. Y, sin embargo, en ambos casos el valor de las respectivas monedas se derrumbó por completo y los precios de las cosas medidas en esas monedas se elevaron de manera explosiva. De estos ejemplos, aprendemos que la inflación, la devaluación concurrente de las monedas y el alza de los precios de las cosas, no necesitan ser impulsadas por una economía sana y vibrante con una fuerte tasa de empleo. La impresión de moneda en cantidades suficientes representa la PERFECTA solución milagrosa.

También hemos llegado a confundir que la inflación debe ser necesariamente acompañada de niveles muy altos de las tasas de interés. Esto es así porque la mayor inflación en la historia moderna de Estados Unidos ocurrió en la década que comenzó en 1972, y durante este tiempo los precios y las tasas de interés se dispararon. Y en la visión convencional, en la que una economía vibrante caracterizada por un bajo desempleo y un mayor gasto conduce a la inflación, esto sería cierto. Pero en el mundo de hoy, donde los Banco Centrales han intervenido muy fuertemente en los mercados de tasas de interés, seguramente por una necesidad percibida dada los niveles de deuda global, hay y seguirá siendo un desacoplamiento de las tasas de interés y la inflación.

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¿Qué es la inflación?