ENTREVISTA A LA SEÑORA INFLACIÓN

Antes de presentarla, debemos aclarar que la presente entrevista nos fue concedida bajo la condición de que pagáramos tres mil dólares por los derechos exclusivos de la información. Y como nosotros estamos dispuestos a hacer lo que sea por llevarles la información de primera mano, llegamos a un acuerdo con la señora Inflación y he aquí la entrevista:

 

REUBEN: Gracias por aceptar la entrevista, aunque se nos hizo fácil conseguirla porque después de la pandemia, usted aparece por todos lados.

SEÑORA INFLACIÓN: ¿Y acaso no viste las predicciones de los videntes que hablaban de otra pandemia?

R: Sí.

SI: Bueno, se referían era a mí.

R: ¡Aaah!… ahora entiendo todo.

SI: Es que las pandemias más fuertes de la humanidad hemos sido dos.

R: ¿Cuáles?

SI: El comunismo y yo.

R: ¿Pero a usted ya no le hacen mucha prensa?

SI: Obvio, porque soy una pandemia vieja y pasada de moda, pero ya nadie se recuerda que a los dinosaurios no los extinguió ningún meteorito.

R: Ah, ¿no?... ¿Y entonces qué los extinguió?

SI: Una subida inflacionaria que los mató de hambre a todos.

R: ¿¿En serio?? Pero siendo así la cosa, díganos cuáles son los síntomas que uno empieza a tener cuando se contagia de inflación.

SI: Son varios, como ataques de pánico, por ejemplo.

R: ¿En la noche, en el día…?

SI: No, en el supermercado al ver los precios.

R: ¡Es verdad! Me ha pasado.

SI: Otro síntoma son los episodios de mitomanía.

R: ¿Y eso?

SI: Porque la gente comienza a mentirle a todo aquel con el que tiene una deuda.

R: Cosa que por cierto no pasará con el dinero de sus derechos de exclusividad, que ya lo tengo en el bolsillo.

SI: ¡Qué bueno, gracias!

R: Mire, señora Inflación, y si alguien efectivamente padece de inflación, ¿cómo termina evolucionando esta enfermedad en el organismo?

SI: Mire, es muy fácil. Yo funciono bajo el fenómeno de la Viuda Negra.

R: ¿Como la araña?

SI: Igualito. Al principio, los productores y comerciantes se enamoran de mí, porque me ven como la excusa perfecta para subir los precios.

R: Claro.

SI: Después, se enamoran de mí los asalariados porque les empiezan a subir los sueldos, pero lo que no ven es que apenas se los están nivelando.

R: O sea que mi jefe me engaña.

SI: Váyase enterando… Y después, cuando todo el mundo tiene las defensas abajo pensando que la cosa se arregló… ¡plaf!... les doy la estocada final.

R: ¿Y cuál es ésa?

SI: Decreto de aumento del salario mínimo.

R: ¡Uy!… duele escuchar eso, pero bueno… es mejor ser sincero.

SI: Sincero no… con cero porque los precios aumentan sin parar.

R: ¿Y este fenómeno se focaliza en algún país en especial?

SI: Mira, yo normalmente no salía de Zimbabue, Venezuela y Argentina, pero últimamente he montado sucursales en Chile, Colombia y Estados Unidos.

R: ¿Y a Estados Unidos entró de ilegal por México?

SI: ¡No, vale! Si me invitó el mismísimo gobierno.

R: ¡Ay, Dios!... ¿Y cree que salgan mutaciones de usted, como el COVID?

SI: ¡Claro! Prepárense porque todo comienza conmigo, pero después viene la variante devaluación, más adelante la variante reconversión y finalmente, la variante dolarización.

R: ¡Uy!... ¿Y qué recomienda para evitar su enfermedad?

SI: Vacunarse lo antes posible.

R: ¿¿¿Hay una vacuna???... Ah, no, entonces dejemos esto hasta aquí para ir a vacunarme ya.

SI: Mire, pero antes recuerde darme el dinero de los derechos.

R: Por supuesto, los tres mil dólares.

SI: Aunque bueno, ahora son tres mil quinientos porque acabo de tener que subir mis propios honorarios por culpa de mí misma.

R: ¡Ah, pero no se preocupe! Porque mire, antes de venir, los cambié a euros.

SI: ¿En serio?

R: Sí, tome.

SI: Ah, no, entonces sigamos hablando porque usted… ya está vacunado.

Fuente

Reuben Morales