Industria de la producción del vino está estrechamente ligada a la tierra, su gente, lo natural y genuino

La relación entre la industria del vino, la sostenibilidad y el desarrollo comunitario es crucial para nosotros, ya que la producción vitivinícola puede tener un impacto significativo en el entorno y las comunidades.

José Moro tiene una vida dedicada al sector del vino y con un legado centenario a sus espaldas, ser el garante del sello de calidad de Bodegas Cepa 21, un proyecto ganador que lleva el alma de su creador y los valores que le han acompañado siempre en su camino, inculcados por su abuelo, Emilio Moro, y después por su padre, también Emilio.

Una historia que le ha llevado a forjar su carácter desde el aprendizaje, la creatividad y la valentía para impulsar una marca que ya es una referencia internacional.

Admite que su mayor virtud es saber escuchar. Se define como una persona con determinación, que piensa con el corazón, y que sabe sacar el máximo partido a la experiencia para hacer brillar a su empresa.

El legado recibido por José Moro por parte de su padre y de su abuelo son las bases del profundo conocimiento y respeto por el entorno, y de la pasión que se refleja en cada acción y en todos los vinos de Bodegas Cepa 21.

La historia de José Moro y su pasión por la viticultura se remonta a tres generaciones: el abuelo de la tercera generación, Emilio Moro, nació en 1891 y su hijo Emilio Moro en 1932, ambos en un entorno vitivinícola rodeados de viñedo y forjaron su pasión con esfuerzo. Y son precisamente estas raíces las que unen a José Moro con su tierra y con su pasión, el vino. Un profundo aprendizaje que ha adquirido durante toda su vida y que aplica día a día a todos los procesos de Bodegas Cepa 21.

Ha conseguido posicionar a Cepa 21 como una de las bodegas más innovadoras del mundo, poniendo en marcha proyectos pioneros como el desarrollado conjuntamente con IBM para aplicar la IA al mundo del vino, o la simulación 3D del viñedo. Para José Moro, lo único imposible es aquello que no se intenta, un lema de vida que le ha llevado a convertirse en un líder innovador del sector.

Como experto y hombre que ha dedicado su vida al sector del vino, y por supuesto con una gran experiencia empresarial en este sector ¿Cómo percibe la importancia de la sostenibilidad en la industria vinícola? ¿Cómo encajaría en total armonía con el desarrollo turístico dentro del concepto, tomando en cuenta que las experiencias en viñedos se han convertido en un fuerte nicho turístico?

En cada proyecto que he enfrentado, el respeto por el medioambiente siempre ha estado presente. Considero que la riqueza de la tierra deriva del cuidado que se le aplica. Cada parcela donde cultivamos la uva es única, tiene características especiales y necesita cuidados diferentes para darnos su mayor rendimiento. En Cepa 21, el campo es el origen y sin él no seríamos nada. Para conseguir mayor rendimiento hemos implementado diferentes técnicas innovadoras que nos permiten ir un paso más allá, casi como si habláramos directamente con cada viña. Llevamos a cabo una monitorización de las viñas, a través de sensores en el campo, para registrar todos los parámetros (humedad, estrés de las plantas, etc.). De esta forma, cada decisión que tomamos durante el proceso de elaboración de nuestros vinos viene respaldado por datos que nos ayudan a conseguir el vino perfecto. Considero que conjugar el desarrollo turístico con la sostenibilidad no supone ningún problema. Las visitas a bodega nos ayudan a acercar a nuestros consumidores a la marca y fortalecer su relación con esta. Uno de los valores principales para nosotros es el respeto y, como tal, lo inculcamos en cada acción que ponemos en marcha. El enoturismo sostenible es posible, los visitantes son conscientes de las prácticas que llevamos a cabo y lo valoran. Lejos de ser polos opuestos, entiendo el enoturismo sostenible como un beneficio y apoyo que este tipo de proyectos se sigan potenciando.

Si usted ha tenido la oportunidad junto a su equipo de Bodegas Cepa 21 en trabajar en iniciativas que empoderan la sostenibilidad en las comunidades. Díganos ¿Cómo ve la relación entre su industria, la sostenibilidad y el desarrollo comunitario?

La relación entre la industria del vino, la sostenibilidad y el desarrollo comunitario es crucial para nosotros, ya que la producción vitivinícola puede tener un impacto significativo en el entorno y las comunidades. Nos esforzamos cada día en buscar prácticas sostenibles para minimizar nuestra huella ambiental, como el uso eficiente del agua, la energía renovable y la gestión responsable de residuos. Esto no solo contribuye a la preservación del medio ambiente, sino que también puede fortalecer los lazos con las comunidades locales al generar empleo, apoyar la economía regional y fomentar el desarrollo social a través de programas educativos, culturales y de responsabilidad social corporativa. En Cepa 21 trabajamos con entidades locales próximas a la bodega, nos sentimos muy unidos a ellos y colaboramos en la medida que es posible, de esta forma prosperamos como comunidad.

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Según su experiencia, ¿cómo pueden las empresas vinícolas navegar con éxito en entornos empresariales dinámicos y complejos?

Una organización tiene que saber adaptarse a cualquier cambio que se le presente, es casi tan importante como otros factores decisivos. El sector vinícola ha cambiado mucho desde sus inicios, considero que todos los bodegueros somos conscientes del papel tan importante que tiene en nuestro día a día la sostenibilidad y el cuidado de nuestro entorno, todo se lo debemos a este. Apoyo las prácticas respetuosas con el medio ambiente en cualquier sector, sin embargo, considero que, desde nuestra posición, el sector vinícola debe educar a la sociedad e inculcarles la importancia del cuidado del medio ambiente.

¿Cómo surgió Bodegas Cepa 21? Coméntanos un poco de esa historia familiar, de trabajo y pasión por el vino.

Cepa 21 surgió de la necesidad de crear vinos diferentes a todo lo que ya existía en la Ribera del Duero. Soñé con este proyecto mucho antes de hacerse realidad, una bodega que respetase su entorno y tuviera un único objetivo, crear vinos de una excelente calidad respetando todo lo que le comprometía; suelo, clima y la materia prima. Hace veinte años pusimos en marcha este proyecto elaborando un único vino, Cepa 21. Hoy, dos décadas después, somos un referente de la Ribera del Duero, hemos crecido hasta aumentar nuestro portfolio a cinco referencias y seguimos trabajando diariamente para seguir conquistando cada reto que se nos presente. Mi padre y mi abuelo se encargaron de inculcarme un legado basado en creer en uno mismo, en la pasión por el vino y, sobre todo, en prácticas respetuosas hacia el medio ambiente. Ellos me han enseñado a entender al viñedo, escucharle y darle todo aquello que necesita para obtener vinos con un alma única. Después de una vida dedicada a este sector, me he permitido ser más yo que nunca y así nació Cepa 21, unimos la tradición y la vanguardia para adaptarnos a cualquier cambio que se nos presente.

 

La industria de la producción del vino está estrechamente ligada a la tierra, a su gente, lo natural y genuino, ¿cuál considera que es su papel en el fortalecimiento de las economías locales y la prosperidad de las comunidades?

 Una de las cosas que hace especial a las bodegas es su ubicación, alejada de las grandes ciudades y en un entorno único. En Cepa 21 estamos orgullosos de nuestras raíces y como tal, nos esforzamos por hacer comunidad. Apoyamos a la economía local a través de patrocinios con empresas y medios de comunicación con influencia local. Además, nos esforzamos en hacer prosperar a las comunidades rurales a través de una red de contratación de personas que viven en este medio. Como ya he comentado, somos coherentes con nuestro discurso e implementamos en cada acción que realizamos los valores que nos definen.

En su posición de empresario innovador en el mundo del vino, ¿cómo considera que se puede apoyar a los emprendedores con proyectos fundamentados en la sostenibilidad del planeta?

Valoro mucho a las empresas que se comprometen con el apoyo de emprendedores y una Responsabilidad Social Corporativa fuerte. Siempre he creído que es nuestra forma de devolverle a la sociedad todo su apoyo. Al respaldar a los emprendedores que tienen un enfoque sostenible, se fomenta la innovación, se impulsa la economía verde y se contribuye a la protección del medio ambiente, creando así un impacto positivo tanto a nivel local como global.

¿Qué consejo daría a las empresas vinícolas que desean integrar la sostenibilidad en su estrategia de negocio?

La sostenibilidad requiere disciplina y sacrificio. Mi consejo es que sean consecuentes y apliquen este tipo de prácticas en cada decisión que tengan que tomar. En Cepa 21, no solo aplicamos prácticas sostenibles en el viñedo, también las llevamos a cabo en cada paso del proceso de elaboración. Es importante comenzar evaluando el impacto actual de la empresa y establecer unas metas claras y específicas, que sean medibles y realistas con los objetivos de la empresa. Para mi, el equipo es una parte muy importante en este proyecto e involucrarles en cada decisión, hacerles partícipes y fomentar una cultura interna de sostenibilidad es una pieza clave, la transparencia y la comunicación son clave en la adopción de planes de sostenibilidad. Por último, les aconsejaría que se lanzarán a la innovación, a creer en su proyecto y, sobre todo, que midieran los resultados que van obteniendo. Materializar las metas a través de datos es importante para la motivación del equipo y para analizar la estrategia que se está implementando. Es tan importante conocer nuestras fortalezas como los puntos que nos debilitan.

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