IV Edición: Recursos energéticos & mineros

La crisis climática no es una crisis ambiental, es una crisis total

Afirma el experto que es necesario abordar el tema desde todos los sectores económicos y sociales, ya que  es responsabilidad de todas las autoridades y todos los ciudadanos.

Juan Carlos Monterrey Gómez es vicepresidente para la implementación de la Convención de Cambio Climático de la ONU (CMNUCC), director de la Escuela de Liderazgo Biocultural de la Fundación Geoversity, y Fundador de Climate Resilient, un centro de pensamiento en formación en la República Dominicana.

Cuenta con una vasta experiencia en transparencia climática, mercados de carbono, adaptación y soluciones basadas en la naturaleza. Su trabajo lo fundamenta en su crianza en El Pájaro de Pesé, una comunidad rural en el Arco Seco de Panamá, que ha sido fuertemente  impactada por la crisis climática.

Desde 2018 ha trabajado con la Fundación Obama como Experto Inaugural de su fundación. También laboró en el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), el Ministerio de Ambiente de Panamá (MiAMBIENTE) y cofundó Fund 17, una fundación de microfinanzas en Nueva Orleans, EE.UU. Actualmente, coordina una asistencia técnica del Banco Mundial para la implementación del mercado nacional de carbono en Panamá.

Afirma que, como comunidad global, no hemos logrado enfrentar la crisis climática con la urgencia necesaria. “Si continuamos en este camino, nuestra inacción pasará a la historia como el mayor fracaso de la humanidad. La meta que nos planteamos en 2015 es limitar el aumento de la temperatura media global en 1.5 C y así evitar los impactos más catastróficos de esta crisis. Sin embargo, al ritmo actual no vamos a poder cumplir con esa meta. Tenemos ocho años para reducir en mitad los gases causantes de esta crisis. En ocho años tenemos que hacer mucho más de lo que hicimos en los últimos 30 años. El panorama actual no es muy alentador, pero rendirnos no es una opción. Tenemos la ciencia, tecnología, el dinero y el talento para lograrlo, lo que hace falta es la voluntad política”.

Recientemente, participó en la Cumbre del Clima de Sharm El Sheikh, en Egipto. Como noticia positiva, comenta que el resultado más importante de la COP27 fue el acuerdo para la creación de una institución financiera o fondo para indeminzar a los países que sufren daños y pérdidas económicas e infraestructurales producto de la crisis climática. Sin embargo, aún no se ha decidido cual será la base de donantes para dicho fondo, ni los requisitos finales para que los países vulnerables puedan acceder al mismo. Pero, señala que, por otro lado, “una vez más, le fallamos a las presentes y futuras generaciones al no acordar un llamado para eliminar el uso de los combustibles fósiles, los cuales son la fuente principal de la contaminación cuasante de la crisis climática”.

 

El 17 de noviembre usted participó, por invitación del presidente Barack Obama, como uno de los oradores principales en el Foro de la Democracia de la Fundación Obama. ¿Cuáles fueron los principales mensajes de su discurso en dicho foro?

El mensaje principal de mi discurso en el Foro de la Democracia del Presidente Obama fue que para proteger a la democracia del cambio climático tenemos que eliminar las barreras para la participación de jóvenes lideres y capacitados en la política. Lo que está en juego es nuestro propio futuro, por lo que los jóvenes tienen que estar al mando. Incluso cuando tenemos un asiento en la mesa, somos expulsados ​​solo porque somos jóvenes. Por lo que es hora de reducir la edad mínima para votar, para que los jóvenes puedan elegir a los líderes que darán forma a nuestro destino. Además, también es hora de eliminar los requisitos de edad mínima para cargos políticos de alto nivel, para que jóvenes líderes y capaces nos lleven a la meta. Los jóvenes estamos más interconectados que nunca y estamos a la vanguardia de la innovación. Pero también tenemos la autoridad moral: nuestro propio futuro está en juego.

El Acuerdo de París es la hoja de ruta global para proteger a la democracia del cambio climático. Pero nos falta voluntad política para implementarlo. Los gobiernos tienen el músculo para hacer que el Acuerdo de París funcione, pero los líderes no están usando ese músculo porque están comprados por la industria petrólera y otros intereses especiales. En mi discurso hice un llamado a los jóvenes para que luchen por entrar a sus gobiernos y transformarlos. Debemos unir fuerzas para que los gobiernos funcionen a nuestro favor y no en nuestra contra. Por último, también incentivé a toda persona que se quiera sumar a esta lucha a que exija que haya al menos una persona de 30 años o menos presente y liderando en cualquier foro o evento al cual sea invitado. 

 

En general, ¿cómo ve el panorama de Panamá en términos de desarrollo sostenible? ¿Está bien encaminado el país para el alcance de los ODS?

En términos globales, estamos bastante bien. Panamá no causó la crisis climática, pero sus poblaciones más vulnerables afrontan sus impactos día tras día. Asimismo, durante sus más de 100 años de operaciones, el Canal de Panamá, nuestra ruta verde, ha evitado la liberación de más de 700 millones de toneladas de CO2 eq. Según datos oficiales, solo en 2021, el Canal de Panamá contribuyó a la reducción de 16 millones de toneladas de CO2 eq, en comparación con las rutas alternativas más probables. Esto equivale a la cantidad producida por 3.2 millones de vehículos de pasajeros en un año, o el carbono secuestrado por 248 millones de árboles durante 10 años. Panamá es, sin duda, un líder en las negociaciones y acción climática global. Me siento honrado de haber contribuido a la agenda climática nacional e internacional durante los últimos ocho años y en distintas administraciones.

Si bien en términos globales estamos haciendo un buen trabajo como país, aún nos queda mucho por hacer para abordar el problema con urgencia en el plano nacional. Corremos el riesgo de perder nuestro sello de carbono negativo a inicios de la próxima década, si la contaminación producto del transporte continúa aumentando al ritmo actual. Nuestras ciudades se continúan expandiendo y la minería inconstitucional está presionando nuestro recurso más preciado: los bosques. Si nuestros líderes comprendieran que el oro de Panamá es verde, podríamos iniciar una transformación económica y social sin precedentes que tendría como resultado la mejora en la calidad de vida de todos los panameños. Pero lamentablemente, aún no llegamos a ese punto. Tenemos en nuestras manos la oportunidad de corregir todos los errores del pasado y levantar a todas aquellas poblaciones que fueron vulneradas y oprimidas. No nos podemos dar el lujo de desaprovechar este momento único en la historia.  

Panamá está en una posición privilegiada para convertirse en centro para la creación y distribución de productos y servicios verdes a nivel global. Nuestra posición geográfica, el Canal de Panamá y nuestro centro financiero internacional son elementos a nuestro beneficio. Como Estado tenemos que enforcarnos en crear las condiciones necesarias para que las empresas del futuro se establezcan en nuestro país y que panameños capacitados sean los creadores de los bienes y servicios que empujarán al mundo hacia un futuro verde, inclusivo y resiliente para todos. De la misma forma que tenemos licencias especiales para que multinacionales se basen en nuestro territorio, tenemos que apostar por la creación de licencias especiales para que empresas verdes de todo el mundo se establezcan aquí también. Este es el momento de planificar en grande. Por ejemplo, los fabricantes de autos eléctricos como Tesla y otras tecnologías verdes podrían tener plantas de producción en Azuero. Lo que hace falta es un empuje político del más alto nivel para lograrlo. Tenemos que apostar por las industrias y tecnologías del futuro, no las del pasado.

 

Como coautor del Decreto Ejecutivo No 100 del 20 de octubre de 2020, que estableció el Programa Nacional Reduce Tu Huella (PNRTH) para la gestión del desarrollo bajo en emisiones, y el Decreto Ejecutivo No 142 de 9 de diciembre de 2021, que creo la base legal para el Mercado Nacional de Carbono de Panamá, ¿Cuál ha sido la respuesta del empresariado y las instituciones panameñas? ¿Se han hecho avances en la reducción de la huella de carbono?

El sector empresarial, y en especial el sector financiero y bancario, tienen en sus manos la solución a esta crisis y deben actuar, aunque los Estados tarden en establecer regulaciones pertinentes. El Acuerdo de París tiene tres objetivos trascendentales. El primero es reducir la contaminación causante de la crisis climática. El segundo, busca construir las capacidades para afrontar los impactos que ya no podemos evitar. El tercer objetivo hace un llamado a la transformación del sistema económico y financiero para alinear las inversiones hacia la sostenibilidad y la resiliencia. He aquí la importancia del sector empresarial en esta lucha. Si nosotros logramos frenar esta crisis será porque la empresa privada así se lo propone. Si fracasamos, será porque el sector privado no fue capaz de entender los infinitos beneficios de un futuro verde. La innovación nos puede ayudar a salir de este hueco, pero aún hace falta mucha voluntad de los inversionistas para emprender este cambio.

Durante mi tiempo en MiAMBIENTE coordiné el lanzamiento del Programa Reduce Tu Huella – Corporativo, que busca gestionar y reducir la huella de carbono de organizaciones a nivel nacional, por medio de un proceso estandarizado. Cuando empezamos a diseñar el programa teníamos una meta de registrar al menos 20 o 30 empresas en nuestro primer año piloto, que correspondió al 2021. Sin embargo, estuvimos gratamente sorprendidos al ver que más de 70 empresas se registraron en el primer año del programa y 59 se hicieron acredoras del primer sello de reconocimiento. También veo que para el segundo año piloto, más de 120 organizaciones a nivel nacional se han registrado para gestionar y reportar su huella de carbono. Reduce Tu Huella Corporativo ha sido exitoso en atraer al empresariado responsable y comprometido con la transición hacia una economía verde a trabajar de forma conjunta, para juntos llegar a la meta. Se ha creado, por primera vez en Panamá, una cultura de gestión y reporte a nivel empresarial de la contaminación que causa la crisis climática. Esto es un hito en la gestión ambiental nacional. El siguiente paso debería ser pasar de una fase voluntaria a una fase obligatoria para las organizaciones en las industrias y los sectores más contaminantes. Más de 30 organización también se han comprometido de forma voluntaria con lograr la neutralidad de carbono al 2050 o antes, por medio de la Declaración Las 50 Primeras de MiAMBIENTE. Los especialistas de la Dirección de Cambio Climático trabajando arduamente para fijar bases sólidas para empujar y monitorear la transformación verde de nuestro país.

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La articulación de alianzas público-privada es clave en el desarrollo sostenible. Desde su posición en el Banco Mundial, ¿qué iniciativas se han impulsado al respecto?

Desde 2020 soy consultor para el Banco Mundial en temas relacionados a instrumentos de fijación de precio al carbono, incluyendo los mercados de carbono. Como tal, apoyo en la coordinación de una asistencia técnica para el gobierno de Panamá, la cual se enfoca en la elaboración de insumos técnicos, el diseño de mecanismos para reducir la contaminación causante del cambio climático, así como el fortalecimiento de las capacidades del Estado, para avanzar con la agenda climática nacional. Esto incluye asistencia técnica para el diseño y pilotaje del programa Reduce Tu Huella Corporativo, diseño y montaje de módulos de la Plataforma Nacional de Transparencia Climática, y el diseño del mercado nacional de carbono de Panamá. Todas estas iniciativas el Gobierno las desarrollo con la participación de representantes del sector privado y la sociedad civil. El diseño de Reduce Tu Huella fue ampliamente consultado y divulgado, lo que queda evidenciado con el alto nivel de participación y aceptación del programa. Asimismo, el diseño del mercado nacional de carbono incluyó un periodo de consultas ciudadanas y contempla la creación de una organización pública-privada para la gestión del tercer componente del mercado, la Bolsa Panameña del Carbono, una tienda virtual para bonos de carbono de alta integridad. Todas estas iniciativas se trabajaron de la mano con el sector privado y tuve el privilegio de apoyar estos procesos.

 

Desde un punto de vista personal, ¿cuál es el compromiso que ha asumido con la acción contra el cambio climático?

Soy prueba de que los jóvenes somos capaces y estamos listos para liderar, si se brindan las oportunidades y los líderes experimentados están dispuestos a apoyarnos en el camino. La complejidad del problema que afrontamos requiere de la movilización de la mayor coalición en la historia de la humanidad. Este es un trabajo monumental que necesita pasión y la capacidad de construir alianzas con todos los sectores económicos y grupos sociales. Durante toda mi carrera me he dedicado a construir alianzas para impulsar la reducción de emisiones, crear resiliencia y desarrollar las capacidades de líderes por el clima. Atiendo mis responsabilidades con la urgencia que esta crisis merece y tengo la capacidad de lograr los consensos que nos encaminen hacia un futuro mejor. Mi mayor interés es vivir en un planeta próspero que pueda ser disfrutado por las próximas generaciones. Somos nosotros los jóvenes lo que tenemos más que perder en esta crisis y es nuestro deber diseñar nuestro propio futuro.

 

Recientemente, también asumió como director ejecutivo de la Escuela de Liderazgo Biocultural de Geoversity, ¿Cómo ha sido la experiencia? ¿Qué planes y aportes tiene para esta Escuela de Liderazgo Biocultural?

Estoy sumamente emocionado con la oportunidad de trabajar en Geoversity, la universidad de la naturaleza. Estamos enfocados en la creación de comunidades de conservación y el empoderamiento de líderes bioculturales, es decir individuos comprometidos con la renovación de la unidad del ser humano con la naturaleza. Nuestro campus principal es la Reserva del Valle de Mamoní, una selva tropical de 4.800 hectáreas, ubicada en uno de los puntos críticos y más importantes del mundo para la protección de la biodiversidad, y a menos de dos horas en automóvil desde la Ciudad de Panamá.

Nuestros programas se basan en el arduo trabajo diario de conservación y la lucha para evitar el colapso ecológico global, siempre en equipo con las comunidades locales, las autoridades indígenas y jóvenes activistas. Ofrecemos experiencias de aprendizaje inmersivo, guiadas por la ciencia aplicada, el diseño natural y la sabiduría indígena, para líderes bioculturales emergentes y exitosos. En Geoversity estamos expandiendo nuestro ecosistema de individuos y organizaciones, unidos en la misión de renovación biocultural. Por lo tanto, ahora también ofrecemos programas para aprender de la naturaleza para estudiantes de primaria y secundaria. Asimismo, estamos por lanzar nuestra estrategia 2030, que busca empoderar y conectar a 1,000 líderes bioculturales en todo el mundo y trabajar de la mano con comunidades vulnerables a los impactos de la crisis climática, con especial atención en zonas costeras. Por este motivo, también estamos en busca de aliados para la creación de nuestro campus marino, el cual esperamos desarrollar en el pacífico panameño.