Me apasiona la educación musical
Su vida siempre ha estado ligada a la música. A la edad de seis años comenzó a estudiar piano, los diez ya estaba en el Conservatorio Nacional de Música y, al inaugurarse el Teatro Nacional, quedó también prendada de su magia, al ver por primera vez una ópera en escena. Tras casi tres décadas ligada a la Fundación Sinfonía, reconoce que su pasión es la educación musical.
Considera que hoy día, afortunadamente, se ofrecen más oportunidades a las mujeres. “Sin embargo, he leído con preocupación cómo uno de los efectos de la pandemia de la Covid-19 —ligado, por supuesto, a la escolaridad virtual— ha sido que muchas han debido dejar sus trabajos para atender a sus hijos en la casa; señal elocuente de cuán frágil es todavía la vida profesional de las mujeres”, subraya.
Para Margarita, la clave para vencer cualquier brecha —incluyendo la de género— es, en primer lugar tener una preparación muy sólida, pero además contar con lo que podríamos llamar el momento histórico. “Es cierto que quedan algunas —no muchas— fronteras para la mujer. Un ejemplo: Solo en las últimas décadas vemos directoras de orquesta conduciendo las más importantes sinfónicas del mundo, pero todavía ninguna de esas grandes instituciones culturales ha tenido o tiene una maestra como directora musical. ¿Cuándo veremos a una mujer al frente de la Filarmónica de Berlín, la New York Philharmonic o la Metropolitan Opera? Me refiero como directoras musicales, o sea, como últimas responsables artísticas de esas instituciones”, reflexiona finalmente Margarita Miranda de Mitrov.